domingo, 23 de noviembre de 2008

La Odisea del Yuma

Cuando en el mes de julio me compré la Lonely Planet (insisto: la mejor amiga para cuando viajas, aunque no siempre hay que guiarse por ella) leía por cada esquina que iban a intentar estafarme por todas partes. De tantas veces que lo vi pensé que era una exageración y empecé a desconfiar de ello. Tan pronto como pisé suelo cubano lo empecé a sentir en carne propia. Al coger el primer taxi, que la guía decía que costaba 20 me cobraron 25, vendiéndome que me estaban haciendo un descuento de $5 (ahora me entero que se puede ir desde $15).

Días después, al salir a la calle a dar una vuelta y tomar un refresco, observé como estos se pagaban en moneda nacional. La mayoría de mis compañeros extranjeros me comentan como pagaron en CUC, 24 veces más su precio. De allí a una semana fui a la playa, y para coger la guagua di 5 pesos para que me cobraran lo de dos personas. Tras vernos la cara de extranjeros nos exigieron esa cantidad por cada uno, por lo que pagamos cada uno el pasaje de 13 personas. No fue la última vez que fuimos víctimas del transporte público, puesto que al subirnos al taxi para nativos hemos pagado 20 CUP en vez de los 10 correspondientes.

Lo que nos ha pasado alguna vez ha sido ir a un restaurante o cafetería y ver como hay un menú para extranjeros y otro para Cubanos, siendo el precio aproximadamente el doble. En uno de los cafés a los que más acudo al principio he pagado 1,15 CUC por un americano en el que ahora pago 5 CUPs, 26 veces menos. Después de eso nos hemos dado cuenta de que teníamos que desarrollar nuestra perspicacia, y activar nuestro sensor para evitar que la labia cubana desvalijara la cartera.

Hasta ahora he podido evitar pagar 6 veces más para cortar el pelo, 25 veces más para comprarme un periódico, entre 1 y 15 veces más por un libro, 2-3 veces más por suvenires y 4 veces más por puros. El otro día pude obtener un Cohíbas original a través de una chica en la universidad por 4 CUCs, cuando realmente cuesta más de 12. De hecho, el tema de los habanos es uno con el que más cuidado hay que andarse por aquí, tal como advierte el Lonely Planet. Una de las estafas más normales es que te ofrezcan puros por la calle, donde puedes ver que son bastante parecidos a los originales (vienen en cajas iguales y los anillos son casi idénticos); la diferencia es que para un inexperto que solo quiera llevar habanos para los amigos llevará un puro hecho con las hojas sobrantes y con un valor unas 50 veces menos.

Si alguien se ha acercado por el capitolio podrá ver también que frecuentemente, aparte de los habanos, les venden las famosas monedas del Che por 1 o 2 CUCs, pero realmente esta es la moneda de 3 CUP, 11 o 23 veces menos. A partir de ahí verán que venden muchas más cosas.

Se puede decir que en Cuba el extranjero es más un saco de $ que una persona, y cuando sea posible este será víctima del sobreprecio. Pero también hay que verlo desde el punto de vista del cubano: si ves que tu salario no es más de $15, ves que el acceso a ciertos alimentos como la leche, carne de res o huevos, sin contar la mayoría de los alimentos primarios y ves que un extranjero se gasta en un día lo que tu ganas en un año, el punto de vista cambiaría y uno se plantearía la redefinición del término robar en Cuba.

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