lunes, 9 de febrero de 2009

Santiago de Cuba

Cuando una va en la guagua llegando a Santiago de Cuba, puede que se ponga a pensar como es esta ciudad. La mayoría de los grandes acontecimientos que han ocurrido en Cuba relacionada con la independencia o la Soberanía del país han ocurrido aquí, sobretodo la famosa revolución. Me puse a imaginar como sería esta ciudad, probablemente diferente de la superturística Habana. Pero cuando salí de la estación de Viazul lo que me esperaba era un ejército de combatientes destinados a que los contrataramos como taxistas. Esa sensación ha sido para mi lo más parecido a ser famoso, donde solo faltaban los flashes.

Tras evitar a toda esta gente caminos un poco en busca de tranquilidad y esperando orientarnos un poco. Entonces decidimos coger el taxi con calma e ir a nuestro destino: el tranquilo barrio de Vista Alegre (que comparte el mismo nombre del barrio donde he vivido durante 3 años en el otro Santiago). Llegamos alli por recomendación de un compañero que me comentó que esa es la zona más tranquila comparado con el peligroso centro o parte antigua. Además nos llevamos un gran impacto al ver que la habitación no tenía nada que ver con la que habíamos dejado en Baracoa. Esa zona era bastante glamurosa antiguamente, y no estabamos muy lejos de la antigua residencia de los Bacardí donde incluso se podía ver su antiguo avión. Esa noche decidimos irnos de fiesta al centro de Santiago, y en ese momento decidimos buscar una casa para el dia siguiente, puesto que no parecia nada peligrosa y además estabamos más cerca de todo.

Para divertirnos esa noche fuimos a cerrar un restaurante que había en moneda nacional, donde nos sirvieron los últimos platos que tenían disponibles. Despues de ello fuimos a pasar un buen rato a la turísitica Casa de la Trova, llena de viajeros animosos de mejor su arte al bailar. Esa noche, aparte de bailar con viejas de 60 años, acabamos conociendo un montón de gente. Al día siguiente llegamos a la nueva casa, donde el dueño era el doble de Morgan Freeman y según él, era un guionista de un famoso programa sobre la historia de la ciudad. Al principio nos llevamos buena impresión, pues hasta la habitación tenía un diseño de duplex bastante bueno, con una terracita fuera donde combinabamos por las noches los Cohibas y el Havana Club. Despues, el hombre era bastante rácano y nos intentó sacar dinero por donde pudo, hasta el punto que el último día nos desapareció nuestra ropa misteriosamente. No hay que negar tampoco, que el desayuno era bastante variado y la carne de la cena deliciosa.

En Santiago de Cuba se respiraba un aire diferente al resto de la ciudad, donde la gente era más amable que en la Habana, donde a veces hablaban contigo sin interés y donde había cierta tranquilidad. Se puede decir que es una ciudad donde se puede pasar un buen rato sin agobiarse. En la ciudad se pueden admirar sus calles, hacer el recorrido de la Lonely Planet y sobretodo, no debe perderse la oportunidad de tomar un mojito en el tejado del Hotel Granda, donde se puede admirar la esplendida puesta de sol.

Uno de los símbolos de la ciudad ha sido y es el antiguo Cuartel Moncada, hoy en día la ciudad escolar 26 de Julio, donde se puede decir que empezó la revolución con el frustrado (y desorganizado) ataque a este cuartel. Este es un museo bastante bueno, de los mejores del país, y se debería ir a el algo informado, aunque también puede valer como introducción. Enfrente al cuartel se puede ver una fuente bastante original, con forma de cuba en la parte superior, donde se representa al héroe del ataque Abel Santamaría y al omnipresente Martí.

Otra de las visitas de una tarde que se deberían hacer, aunque quede algo lejos, es la visita al Castillo del Morro, donde a pesar de que es pequeño tiene unas vistas espectaculares, rodeado del mar Caribe donde transitan tiburones y donde, según han comentado, rodaron unas secuencias de la última parte de Piratas del Caribe. Además fue curioso que para llegar hasta allá, despues de hablar con el conductor de un camión de pasajeros, llegamos al castillo pagando $4.

Finalmente, debería recomendar ir de fiesta al edificio del restaurante Matamoros, donde hemos bailado el mejor reggaeton de la isla, rodeados exclusivamente de cubanos, donde la temperatura subió bastante.

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