miércoles, 11 de febrero de 2009

Santa Clara


Voy a intentar resumir brevemente Santa Clara. Esta ciudad es famosa por su relación con el Che, ya que en ella se realizó la única batalla dentro de una ciudad de toda la revolución (La Habana y Santiago de Cuba se rindieron, por lo que no hizo falta derramamiento de sangre). El que comandó el frente que luchó en esta ciudad fue el Che, por lo que su tumba está allí desde 1997 (cuando se repatriaron sus restos desde Bolivia), donde está su famosa estatua. Hay además otra estatua más pequeña de él saliendo de un edificio con un niño en brazos. Pero lo más célebre de la ciudad es el monumento al tren blindado descarrilado al que canta Silvio Rodríguez, el cual estaba destinado a llevar armas a Oriente pero fue interceptado por el Che, el cual con su acción dió el último paso para el triunfo de la revolución.

Santa Clara no es una ciudad totalmente turísitica, a pesar de que hay mucho tours de un día para visitar el mausoleo y el tren blindado. Lo bueno de pasear por sus calles es una especie de calma rara en las ciudades, donde pasean coches de caballos y motocarros. Cualquiera de estos 2 no es una mala opción, pues por menos de $1 se puede dar un paseo tranquilamente y contemplar parte de la vida diaria. Se puede decir que el centro de la ciudad es el hotel Santa Clara Libre, y este se puede ver desde cualquier rincón gracias a la antena de comunicaciones próxima a este. Este fue el sitio donde nos alojamos, puesto que al ser el día siguiente a la celebración de la parranda de Remedios los otros viajeros se habían apropiado de las casas particulares que había en la ciudad. Lo peor de este hotel es el desayuno: creo que se podía usar el pan como un arma de fuego.

La suerte que tuvimos en la ciudad fue de haber conocido a una chicas españolas de Barcelona que estan estudiando allá y que habíamos conocido en Baracoa. Estas nos llevaron al Megunje, un local donde los estudiantes de la ciudad acudían a presenciar conciertos y bailar durante toda la noche. No había visto nada parecido en la Habana, y tras ver eso y la vida de la ciudad donde la gente no acudía a ti por ser un turista, me arrepentí hasta un punto de no haber solicitado estudiar en esa ciudad.

Despues de recorrer la villa viendo sus mercados, sus calles y sus monumentos decidimos hablar con un conductor para que nos llevara a Trinidad, y lo conseguimos por $60. Fue bastante complicado, pues al ser las 2 de la tarde y ser 6 personas nadie quería llevarnos. Finalmente se convirtió en uno de esos viajes que no olvidas: fuimos en la parte trasera de un antiguo 4x4, hablando, bebiendo y divirtiéndonos mientras cruzábamos el Escambray. A pesar de que casi no cabíamos y el suelo estaba lleno con nuestro equipaje y la gran rueda de repuesto, y encima de todo eso nuestros pies, llevamos sanos y salvos a la fabulosa Trinidad.

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